Y a deshora, como siempre, aparece para romper todos mis esquemas.
Aún que intuyó que esta vez, no va haber nada más allá...esta vez todo se acaba.
Esta vez, no va a ver ni besos, ni declaraciones repetidas, al menos eso creo, la verdad es que no me apetece decirle lo mucho que aún le quiero, ni lo mucho que me apetece odiarle.
Tengo miedo, miedo a verle, miedo a no saber que hacer si besarle o echar a correr, esperar que pase algo que yo sé que no va a pasar, miedo a decirle un millón de rabietas que tengo en mi interior, ¿miedo a no verle nunca más?...Miedo.
Vuelvo a ser un capitán cobarde, como tú.
No me digas que te puedo defraudar, no me digas que me encierro en mis adentros.
Qué bonita tu boca, qué paz, qué bien, vivir.