viernes, 31 de mayo de 2013

Desde el otro lado del andén.

No hay momento más romántico que ver a la persona que quieres al otro lado del andén.
Bonita metáfora en mi opinión.
Pues la tienes tan cerca y a la vez tan lejos, y cruzarlo para darle un beso es tan peligroso como que un tren pase y te arrebate la vida mientras cruzas.
Por eso te limitas a sonreír y a darle ese último beso con la mirada. Esa mirada tímida y llena de ganas.
Esa mirada que te lo da todo. Esa.

Esa mirada complice que ando buscando y que no encuentro, que los puedo tener por miles y ninguno me produce esa sensación. Esa sensación que solo llegue a sentir una vez y se fue.

Que aunque mi cama ya no este vacía, de lo único que esta llena es de nada, de sexo sin sentimiento y perfume de hombre.
Y que larga se me hace la espera para que aparezcas de la nada diciendo: ¿por qué no? Ven.Y como decía aquella vieja canción, dejarlo todo.

Y teniendo este texto a la mitad, apareciste tú y esa sensación. Que bonitas son las noches si tus ojos aparecen al final.

 

Porque en cada abrazo y cada beso tierno en el cabello, me daban 
ganas de dejarlo todo sin que me dijeses ven. Que ya no puedo mentirte, ni mentirme, que tú tienes ese no sé que, que hace que te vea una noche y me dejes tocada y hundida para el resto de la semana.
No se que tienes pero cada vez me encantas más.

He de confersarte que mi cama esta deseando conocerte y que la llenes noche tras noche, mañana tras mañana. Llena de suspiros, sonrísas, caricias y miradas que dicen más que las del otro lado del anden y qué cuando no estes te eche ella tanto de menos como yo.

Porque no tengo cojones de decirte que no a nada y esperaré al pie del cañón hasta que tú me digas ven. 
Mil tormentas y un día de sol, y seguiré aquí trastornada días después cada vez qué te vea.


No se por qué, pero se que eres tú.