martes, 18 de febrero de 2014

Se cierra el telón.

-Se apagan las luces.


martes, 28 de enero de 2014

Tantas ganas como miedo.

No paro de respirar humo y ambiguedad. Noto el ambiente algo cargado ya, y me aletargo en estos días donde no encuentro el sueño y mis ojeras llevan su nombre escrito.
En el precipicio de la locura, despues de estos meses eternos, cada vez estoy más cerca de esa respuesta que tanto anhelo saber...

Soy una mezcla de nervios. Tengo ganas y no de saber que puede pasar a continuación, si serás las ganas de vivir, la espera y la sonrisa en mis labios cada día o serás la tristeza en mis ojos de algo que pudo ser y no fue.

Porque tengo ganas de que vuelvas, esta vez para quedarte, que vuelvas a ser mis ganas de escribir, que te conviertas en letra sobre papel. Eterno. Para dentro de años poder leerte como la primera vez. La primera vez que te vi, te besé, te amé, te esperé, te odié y volví a quererte como nunca te van a querer.

Tengo tantas cosas que escribir, tantas cosas que decir que siempre callé por miedo a perderte o que simplemente no se pueden expresar con palabras, cómo que contigo las horas se hacen cortas y siempre se hicieron, que me faltaron minutos y valor para decirte lo mucho que me atraes, que siempre confundí tus defectos con virtudes. Eres un imán.
Me quema tanto tu recuerdo, que lo llevo grabado a fuego en mi piel. 



Ya veis aún me queda nostalgia para todos.

Porque por él creo que el amor, o es a primera vista o no es amor. No necesitas meses, ni días, ni horas, ni minutos para saber, que quieres ver a esa persona todos los días al levantarte. Porque el amor es a primera vista, y ese mismo día ya sabes que le necesitas, según tuerce la esquina y se marcha.



Tú eres surrealismo, no hay mejor palabra que te acompañe, eres mi subconsciente veinticuatro horas al día, que a la mínima que cierro los ojos ahí están tus grandes ojos azules, mirándome y yo pienso, como voy a rendirme si tus ojos en mi subconsciente me piden a gritos, quédate una noche más. 



Hazme promesas, háblame de noches, de despertares a tu lado, de ver el mundo a través de tus ojos y agarrada a tu mano, de tardes de mantita, peli y sofá, de tu aroma en mi ropa, de hablar hasta las tantas y de poder hablarte sin abrir la boca, de querernos con las manos y de perderme en tus ojos, de no saber que besarte. 
Átame con palabras, gestos, besos y miradas.





Tengo tantas ganas de volver a verte...


Sara Herranz    

viernes, 6 de diciembre de 2013

Mi prozac

Nadie puede saber que pasa por mi mente en estos momentos, me siento ebria de algo que duele y a la vez no. Quizás ya me había hecho a la idea de no tenerle y esto fue una mera ilusión más. Quizás cada vez que le veo me doy cuenta de lo perfectamente imperfecto que es y eso cada vez me gusta más.
Quizás.

Provoca en mi esa sensación de no querer nada más, de sentirme bien si esta cerca, si me escribe, de reírme de las cosas más absurdas, de no poder dejar de mirarle. 
Es como una droga para estos tiempos díficiles, es mi prozac. 
Le busqué sin querer y le encontré.

Me siento tan confusa. Le estaría mintiendo si le dijese que me alegro de que este lejos.

Estos días me han servido para darme cuenta de que no hemos cambiado tanto en estos años, yo sigo esperando de ti algo que nunca llega y tú sigues huyendo.
Me miro en el espejo y veo unos ojos tristes que esperan y esperan...
Quizás pidiendo algo más que un "no sé".
Creo que tampoco pido tanto.

Y cada vez que apareces, como mi droga, no puedo ignorarte, ni si quiera mentirte y actuar como si fueses uno más. Te echo mucho de menos, aun sin saber lo que es notar tu aliento en mi nuca.
Y es que últimamente mi sensibilidad está a flor de piel, culpa de mi autodestrucción de ver películas donde el amor triunfa y no hay dudas de que el final será bueno.

¡Qué el amor nos cosa a leches!
Y yo me las llevo todas con esta espera y en esta ambigüedad que se respira en el aire.

No se si esta vez seré capaz de aguantar tanto. Solo se que le quiero, joder.
Que no quiero otros ojos que mirar que no sean los suyos, ni otros labios que besar, ni otras manos que acariciar. 
No quiero ver otra vez como sale de mi vida porque sigo en el felpudo esperando saber si me dejará pasar...





Duéleme, como si nada en la distancia, pero quiéreme.










Ya lo dice Andrés Suárez, te quise a morir y me muero...

martes, 23 de julio de 2013

De tanto buscarte me he perdido.

Somos tan cobardes.
Dejamos que el miedo se apodere de nosotros y no arriesgamos, pero es tan duro escuchar un no o recibir pura ignorancia.
Esperando a que la otra persona dé el paso que estás deseando poder hacer tú, pero una vez más el miedo no te deja.
Y así perdemos oportunidades que no vuelven a pasar otra vez, todo porque el jodido miedo no nos deja dar un paso más, nos bloquea las cuerdas vocales y no somos capaces de articular palabra. 
Guardando las ganas en el recuerdo.

Fuiste tú el único capaz de tocarme sin levantarme la falda, sin usar las manos, me deje ser tuya y no he vuelto a sentir esa sensación. 
Solo tus ojos azules a punto de reventar, fueron capaz de mirarme sin tenerme delante y tu boca ha conseguido que desee besarla aún sin verla...
Quizás se note la ausencia de estos años en los que buscaba sin querer, tu boca en otras bocas, tus ojos en otros ojos y jamás le encontré sustituto,porque no sabía que era lo que buscaba. Que manera de perder la cabeza por ti y que fácil es dejarme llevar si estás cerca.
Capaz de convertir mis horas muertas en las horas más vivas.

Porqué no se que provocas en mi, esa necesidad de vivir, de poder regalarte la vida en cada orgasmo, en cada sonrisa y en cada suspiro.

Aún no se que es lo que quiero, si te quiero a ti, ahora, o guardarte en el recuerdo más bonito para siempre.
Pero creas en mi esa puta necesidad de escribir. Ni te imaginas la de hojas que ocupas desde que volviste a aparecer, porque nadie puede comprender que me pasa contigo, que cada vez que cierro los ojos te busco, y vuelven tus preciosos ojos azules a provocarme las dudas.
Porque no hay palabra más bonita a tu alrededor que la "duda", porque puedo vivir sin ti, pero no sé si quiero.

Me gusta pensar que el destino te puso de nuevo en mi camino para que me replantease que estaba haciendo con mi vida en estos momentos. Para abrir los ojos y reclamar tu preferencia frente a cualquiera que haya intentado robarme la vida sin ser capaz de tocarme como tú lo hacías...
No dejo de pensarte.


Dame motivos para arriesgarme, una vez más. ¿Capaz o incapaz? 

viernes, 31 de mayo de 2013

Desde el otro lado del andén.

No hay momento más romántico que ver a la persona que quieres al otro lado del andén.
Bonita metáfora en mi opinión.
Pues la tienes tan cerca y a la vez tan lejos, y cruzarlo para darle un beso es tan peligroso como que un tren pase y te arrebate la vida mientras cruzas.
Por eso te limitas a sonreír y a darle ese último beso con la mirada. Esa mirada tímida y llena de ganas.
Esa mirada que te lo da todo. Esa.

Esa mirada complice que ando buscando y que no encuentro, que los puedo tener por miles y ninguno me produce esa sensación. Esa sensación que solo llegue a sentir una vez y se fue.

Que aunque mi cama ya no este vacía, de lo único que esta llena es de nada, de sexo sin sentimiento y perfume de hombre.
Y que larga se me hace la espera para que aparezcas de la nada diciendo: ¿por qué no? Ven.Y como decía aquella vieja canción, dejarlo todo.

Y teniendo este texto a la mitad, apareciste tú y esa sensación. Que bonitas son las noches si tus ojos aparecen al final.

 

Porque en cada abrazo y cada beso tierno en el cabello, me daban 
ganas de dejarlo todo sin que me dijeses ven. Que ya no puedo mentirte, ni mentirme, que tú tienes ese no sé que, que hace que te vea una noche y me dejes tocada y hundida para el resto de la semana.
No se que tienes pero cada vez me encantas más.

He de confersarte que mi cama esta deseando conocerte y que la llenes noche tras noche, mañana tras mañana. Llena de suspiros, sonrísas, caricias y miradas que dicen más que las del otro lado del anden y qué cuando no estes te eche ella tanto de menos como yo.

Porque no tengo cojones de decirte que no a nada y esperaré al pie del cañón hasta que tú me digas ven. 
Mil tormentas y un día de sol, y seguiré aquí trastornada días después cada vez qué te vea.


No se por qué, pero se que eres tú.




jueves, 28 de febrero de 2013

A page full of "je t'aime's" for you.




Hay algo, un no sé qué, que qué se yo.
Últimamente te pienso más de lo habitual, quizás porque necesito que alguien me salve y no conozco nadie más perfecto para ello que tú.
Ya no aguanto más el frío de madrugada, las noches sin dormir, mi cama vacía y los cigarros de par en par.

Cuando las fuerzas flaquean se nota más tu ausencia, ese pudo ser y no fue. 
Y mi corazón sigue anestesiado. solo piensa en bajarse las bragas ante el primero que le ofrezca unos labios calientes y sobras de cariño. 

Pero yo nunca he sido de esas, y no lo voy a ser ahora.

Me encuentro perdida en este mare mágnum de gente que taciturna. Y yo más que ninguno, perdida entre tantas palabras y versos. Que son los únicos por los que me dejo acariciar.
Empapándome de debilidad y soledad. Con un rumbo dudoso, más bien sin rumbo.

Buscando tú cara en el metro y en las calles, en donde con solo mirarte, sepas que debes salvarme. Porque estoy al borde de la hecatombe emocional que va destruyendo todo a su paso, al borde de la soledad absoluta con unos labios que no saber a quien besar. Pérdida, tanto que no sé quien soy.
Te pienso y me quema.




No puedes fallarme más. No ahora.
 

martes, 18 de diciembre de 2012

Amarse en braille.

A solas.
De manera descendente, los dedos de él se entrelazan con su pelo y ella se aferra a los de él como un clavo ardiendo en deseo.
Ligeramente ella posa sus manos sobre su cintura, acariciándole al compás.
Y el comienza a leer:
Le acaricia la mejilla y posa sus dedos sobre sus labios, se deja besar. Y el índice como un pincel acaba descendiendo, comienza a dibujar su piel, sus curvas. Se detiene en aquellos precipicios donde se puede contemplar el mundo, y lo controla bajo la intensidad de sus lascivas manos. Se dejan llevar.
Ahora ambas manos al ritmo se dejan caer desde la cintura a las caderas, sin paracaídas.
Ambos rostros distanciados ni se miran en la penumbra, ella se deja ir y cierra los ojos, él solo mira la belleza de algo que no es el final tan solo es el principio de la bomba de confeti que te espera a la vuelta de la esquina como decía aquella canción de Marwan. Acaricia sus muslos y asciende.


Deja sus dedos palpitar y ellos siguieron bailando, amándose en braille.

Espasmo, felicidad y un cigarro a medias.
Quédate a dormir. 




domingo, 16 de diciembre de 2012

¿Porqué nunca me subieron a la barquita del delfinario?

Todo se remonta a un recuerdo de niñez, en los maravillosos años 90.
Recuerdo como siempre había querido subir a la barquita y dar aquella vuelta a la piscina del delfinario del Zoo de Madrid, conducida por delfines.
No me preguntéis porque pero aquellos animalitos acúaticos siempre me llamaron la atención y aún me causa fascinación verlos saltar pensando que en su salto buscan la libertad, que aquella piscina que entonces me parecía enorme para ellos se les quedaba pequeña a comparación del océano.
Todo niño tuvo una etapa en la que quería ser veterinario, así empecé yo. Hasta darme cuenta del gran pánico a la sangre y a los reptiles. Como a mí me gustaban los delfines yo quería ser "cuidadora de los delfines del zoo" así lo exponía cuando me preguntaban la típica frase: ¿Qué quieres ser de mayor?

A pesar de mis ruegos nunca conseguí subir a esa barquita.
Años después ya en etapa de madurez recordaba con mi madre aquella pregunta, ¿porqué nunca me subisteis a la barquita?
La respuesta de mi madre no era ni mucho menos lo que yo me esperaba.
Te quisimos subir pero te daban miedo los delfines.
Mi cara fue de asombro pues nunca les he tenido miedo, entonces me remonte a aquellos años en mi memoria, y no recordaba que me quisieran subir, pero si recordaba un miedo y el miedo era al agua de aquella piscina inmensa, a caer de la barca y no saber salir a la superficie, a ahogarme. A mí.

Hace poco lo recordé toda esta historia y me hizo darme cuenta que mi miedo a mí misma, mi desconfianza a no salir de aquel agua es el mismo miedo que expreso día a día con mis inseguridades, mi miedo a que me hagan más daño del que ya me han hecho era el espejo a que los cuidadores de aquel delfinario llegasen demasiado tarde como para ayudarme. A que lleguen demasiado tarde para salvarme.
Miedo, inseguridad, desconfianza. ¿Cómo podemos desconfiar de nosotros mismos pues somos los que mejor nos conocemos? Hablando a solas en la oscuridad, bajo el amanecer o frente a un cigarrillo humeando preguntas a veces sin respuesta alguna.

Pues sí, si a alguien tenemos que temer es nosotros mismos, pues no sabemos cuando podemos fallarnos.


sábado, 24 de noviembre de 2012

Tan rota, tan mágica.

Llega el frío invierno y aún recuerdo como el anterior lo pasé refugiada en la sonrisa de un guapo canario cada vez que llegaba al trabajo me empapaba de calor.
¿Dónde estará? ¿Qué habrá sido de él? ¿Y porqué nunca me devolvió esa cita? ¿Pero si siguió escribiéndome?

También recuerdo como me dio un vuelco el corazón la primera vez que le vi, se coló, pero no solo en la espera para firmar y entrar a trabajar, sino se coló en mi vida.

Y qué difícil es no recordarle.

Cansada de esperarle, espero que algún día tal vez volvamos a encontrarnos, tal vez se cuele de nuevo y tal vez se acuerde de mí.






Del recuerdo me alimento,
paso mis noches en vela pensando si hay.
Si hay alguien ahí fuera que pierda el culo por mí.

Fue un momento,
un momento que igual no vuelve:
Un bonito acento que ensordeció mis oídos
Una bonita sonrisa que me cegó
Y unos ojos que le dieron luz a la oscuridad.







Hola, ¿como te va? ¿te acuerdas de mí?

martes, 23 de octubre de 2012

¿Qué es el amor plátonico?

Hoy he desperdiciado o aprovechado (según se mire) una hora de la asignatura de Historia del Arte, contemplando arte moderno y real, en vez de las antiguas ruinas romanas.
Hace tiempo descubrí un chico en mi clase, el cual cautivo mi atención, tenía ese algo especial que te hace que te gires para verlo dos veces porque con una no quedas satisfecho.

Pues así ha sido, hoy le tenía sentado delante mía.
Y mucho tiempo para contemplarle.
Tiene una espalda perfecta, grande como a mí me gustan, y mi perversa imaginación ha jugado a que tiene bastantes lunares por los cuales perderse, o que podrían hacer que además de perder la apuesta con mi imaginación, yo perdiese la cabeza si algún día tengo el privilegio de descubrirlos por mi misma.
Además de que vestía sudadera gris, y lo bien que le sienta ese color y pitillos negros uno de mis grandes fetiches, después de los lunares.

Pero por si eso fuera poco, se ha girado y me ha mirado y cuando he levantado la cabeza, el me ha quitado la mirada. Creía que me daba un vuelco al corazón, sin nadie a quien decirle "me estaba mirando ¿verdad?" para darle veracidad a este sentimiento fantástico que en mi provoca, sin conocerle de nada. (Parezco una quinceañera)
Y poco a poco el gran desconocido se va descubriendo pero desafortunadamente no para mí especialmente, le he conseguido escuchar hablar y tiene una voz cálida, un acento no precisamente madrileño, extraño, una remezcla indescifrable. Y una sonrisa, que a cualquier chica haría perder los estribos, como me los está haciendo perder a mí.
Pero como no podía ser de otra manera a parte de fijarme en su físico, he analizado cualquiera de sus movimientos, a quién escribiría tanto por el móvil haciéndome sentir de celos de la nada. Puesto que yo no he dado el paso para inmiscuirme en su vida e intentar que me haga un huequecito en su colchón.
Aunque se le ve sobrado, creo que sabe que es guapo y que puede conseguir a la que quiera, quizá me equivoque y solo sea fachada detrás de un chico tímido, puesto que también se atusaba el pelo de cuando en cuando, haciéndolo parecer inseguro e inclusive diría yo, más atractivo si aún se puede.
Mientras veía como se tocaba el pelo y enredaba al rededor de su dedo índice, pensé ¿cual será su nombre? Tiene cara de Daniel.
Algo sin sentido porque todos los chicos que veo de pasada y me parecen guapos les pongo ese nombre, será porque llevo desde los cinco años ensimismada con ponerle ese nombre a mi hijo(si es que algún día llego a tenerlo)

Suena el timbre, se encienden las luces, fin de la clase, sale y unas cuatro personas tras él salgo yo, y al salir por la puerta le oigo despedirse de su amigo, Adiós Dani le dice.
Me quedo paralizada, experimento un segundo vuelco al corazón en menos de treinta minutos, no puede ser se llama Dani, pienso.

Pues si unos pasos más arriba le oigo despedirse de otra persona la cual me reconfirma el nombre. De repente en mi cabeza no paro de escuchar un trillón de voces que corean su nombre y me da la impresión de que me estoy volviendo loca fruto de la casualidad.
Respiro hondo y sigo andando.

¿Esto será un amor platónico? ¿qué es un amor platónico?
¿Es un amor imposible, un amor desconocido o un amor que se acaba con una relación sexual?
Sea lo que sea, estoy deseando la próxima clase de arte, para conocer un poco más su arte.