martes, 12 de abril de 2011




Bajo la luna llena.
No puedo pedir más, estoy feliz.
Casi llena por completo, aunque quiero un novio, pero no se puede tener todo en esta vida o eso suelen decir. Pero ahora mismo quiero y no quiero, aunque no escriba porque solo me llena escribir cosas tristes. Prefiero no tener novio y no poder escribir, ya aprenderé con el tiempo a escribir cosas felices, que realmente me llenen.
Porque no hay nada que más me encantaría que despertar un día y saber que voy a tener su cara a tres palmos de mi cara, su cuerpo a una distancia del mínimo roce, sus ojitos clavándose en mi, contemplando lo hermoso que puede ser nuestro mundo en apenas en una cama de 90, en mi cama.
Ver como te espera muy paciente cuando llegas tarde y cuando te ve doblar la esquina, casi llegando al punto de encuentro... deshacerse, derretirse como helado en manos de un niño en pleno verano, esparciendo por toda la calle su inmensa felicidad, de verte después de que llegas diez minutos tarde y su paciencia convertida en impaciencia.
Y entonces te besa y todo es mágico, ni hay calle,ni gente, ni tráfico, solo un inmenso sol que ilumina la escena del beso y os contempla anonadado de tanto derrame de amor.
Si es precioso, y sería precioso que esto me ocurriese a mí.
Pero no es el caso, y tampoco lo espero, es un sueño frustrado que llegará algún día(supongo).

Mientras tanto paso mis noches bajo la luna llena, inundado con besos rostros apenas conocidos, pero que hacen esa noche mágica como si fuera amor de verdad, cuando en realidad solo es atracción, solo es eso, un lástima que las noches no se puedan alargar y que los rostros conocidos no busquen el amor. Y bailas, bailas y no paras de bailar, derramando felicidad a cada movimiento, cada paso, cada sonrisa, cada calada...
Pero todo termina, y la noche por más que pretendas alargarla, no se alarga más y sale el sol, que ilumina el rostro que apenas conoces y todos los secretos que se guardan de esa noche, que no pueden ir más allá de esa noche o otra noche más, todo termina.
Y con ello vuelves a la realidad, te vas a casa, te tumbas en la cama, extasiada de alcohol, música, amigos y ese individuo que no se quedó contigo a dormir, que no quiso probar suerte contigo, y recuerdas cada beso, cada roce, cada pique, cada juego, cada tontería.


Pero no pasa nada el mundo esta lleno de individuos que se marchan al salir el sol, pero tarde o temprano aparece el que aunque salga el sol, se quede.


Y te inunde de cariño, amor y otras fragancias de las cuales no recuerdo su olor.

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