Cada vez tengo más pánico a la soledad, y cada vez tengo más miedo a seguir durmiendo sola.
Sin una voz una mañana de domingo que me diga "Buenos días, dormilona, es la una y media, pero como estás tan guapa cuando duermes no he querido despertarte" y poder dar la media vuelta taparme la cara con la almohada y soltar un suspiro de felicidad, mientras tu buscas mi rostro que aún refleja el sueño en mis ojos.
Y que tu sonrisa me hable y me diga que no soy una más de cientas...que soy esa, que te gusta aunque se enfade, aunque este aún medio dormida, aunque no lleve maquillaje, ni tenga un cuerpo de escandalo, que fume, que se vuelve loca, que tiene días bipolares, pero que tu sabes que te quiere, pero te quiere de verdad, pese a tus pequeños defectos y que esta loca por cada uno de los lunares que adornan tu piel, y que daría el mundo entero por darte un beso todas las mañanas y todas las noches de su vida. Sí, yo quiero ser esa, que se pelea por las noches contigo por tener un cachito más de sábana y a la que despiertas con suaves caricias cada mañana.
Quiero que hagamos de nuestra cama un bunker, donde solo seamos tú y yo, sin más armas que unos brazos que se enredan, uno labios que se pierden en otros labios los cuales reconocen a la perfección, porque mover la lengua fuera de tu boca se convierte en algo absurdo, manos que se pierden entre cabellos, y se deslizan y por cada uno de los recovecos que esconden los cuerpos de dos personas que se aman. Sin pensar en nada más, solo somos tú y yo.
Y que tu sonrisa me hable y me diga que no soy una más de cientas...que soy esa, que te gusta aunque se enfade, aunque este aún medio dormida, aunque no lleve maquillaje, ni tenga un cuerpo de escandalo, que fume, que se vuelve loca, que tiene días bipolares, pero que tu sabes que te quiere, pero te quiere de verdad, pese a tus pequeños defectos y que esta loca por cada uno de los lunares que adornan tu piel, y que daría el mundo entero por darte un beso todas las mañanas y todas las noches de su vida. Sí, yo quiero ser esa, que se pelea por las noches contigo por tener un cachito más de sábana y a la que despiertas con suaves caricias cada mañana.
Quiero que hagamos de nuestra cama un bunker, donde solo seamos tú y yo, sin más armas que unos brazos que se enredan, uno labios que se pierden en otros labios los cuales reconocen a la perfección, porque mover la lengua fuera de tu boca se convierte en algo absurdo, manos que se pierden entre cabellos, y se deslizan y por cada uno de los recovecos que esconden los cuerpos de dos personas que se aman. Sin pensar en nada más, solo somos tú y yo.
Quédate a dormir.